Míriam Mota López es una estudiante de psicología que hace voluntariado en la FITA Fundació. Siempre que la agenda se lo permite, participa de charlas, coloquios y todo tipo de actos en los que comparte sus vivencias con otros jóvenes. Unos años atrás sufrió un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) y ahora cuenta este tiempo de su vida con una vocación de servicio a su entorno porque “escuchando el testimonio de alguien ya se tiene ayuda sin pedirla”, explica .
Muchos de los adolescentes y jóvenes que viven TCA se sienten «poco acompañados» o no dan el paso a pedir ayuda. Por eso, gran parte de la labor de la Fundación FITA en materia de sensibilización tiene que ver con acercar experiencias y referentes que ayuden poner nombre a los malestares. Ayudar a reconocer que hay algo que no está funcionando como primer paso para encarar la recuperación.
El testimonio como voluntariado
«Es importante que las personas que están con jóvenes, sobre todo docentes, puedan comprender qué hay detrás de un TCA, no quedarse sólo en la parte física», apunta Raquel Linares Bertolín, directora de FITA Fundació. Mota insiste en esta idea: “es sorprendente la poca información que existe respecto a la enfermedad -destaca-. Cuando explicas que lo que se ve sólo es la punta del iceberg, mucha gente se sorprende”.
Con esta voluntad, hace seis años impulsaron la primera novela creada de manera grupal que permite trabajar los trastornos de conducta en las aulas. De la mano del autor de novela juvenil Víctor Panicello, un grupo de jóvenes vinculados a la fundación construyó una historia que les gustaría haber leído en sus peores momentos. El resultado de esta primera experiencia fue ‘¿Qué sientes cuando no sientes nada?’ (Claret, 2016), un libro que se ha presentado y trabajado en multitud de centros educativos catalanes. La pandemia forzó el paro de las sesiones presenciales y en pocas semanas estrenarán ‘Piedra, paper y tijeras’, una nueva novela que, siguiendo la misma metodología, aborda el fenómeno del bullying.