Hoy pongo punto y final a hospital de día, pero recuerdo el primer día como si fuera ayer. Me acuerdo del miedo con el que entré, de todas mis inseguridades, de todas aquellas paredes que parecía que se me caían encima, de la mirada de mis compañeros, tan atentos como siempre cada vez que abría la boca y explicaba algo sobre mí.
Así que quiero escribir algo, para ti, que has entrado aquí y tienes miedo. Sentir miedo es normal, yo también tenía. Estaba asustada. No entendía que eran todos aquellos rituales en el comedor, ni que hubiera horario para ir al baño. Pero lo acabé entendiendo, y sobretodo, me di cuenta que…
Hospital de día no era un fracaso, no era una desgracia, sino que era y es una oportunidad para tener una vida muchísimo mejor de la que tenía antes. No es un camino llano, tiene piedras, pero en cada tropiezo no estaba sola. Tenía un equipo terapéutico detrás que junto con mis ganas de curarme supieron sacar cosas maravillosas sobre mí.
Así que sólo me queda decirte que has tenido mucha suerte de entrar aquí y de encontrarte con estas personas tan profesionales e increíbles. Confía en ellos, sé sincero pero sobretodo, confía en que ti, porque si trabajas y quieres, de aquí puedes salir con la vida que te mereces vivir.
Alba