En cuanto a prevención secundaria, se trabajaron en profundidad los factores protectores que pueden ayudar al adolescente a superar ciertas dificultades (falta de autoestima, alto grado de ansiedad, expresión y comunicación de sus emociones, frustraciones, entre otros) y se pasó una fase de retest para re-evaluar las conductas de riesgo. El programa de prevención primaria y secundaria de los trastornos alimentarios en la educación secundaria obligatoria hizo posible que 527 adolescentes de 3º de la ESO recibieran una acción integral y continua de prevención universal en materia de salud mental.
Facilitando la toma de conciencia y el desarrollo de factores de protección para la prevención de las problemáticas de salud mental de inicio en la adolescencia y pasando las escalas mencionadas anteriormente, se pudieron obtener los siguientes resultados: se detectaron 11% de adolescentes con rasgos compatibles con TCA. El 47.36% de los adolescentes con rasgos compatibles con un TCA recibieron una acción integral y continúa en prevención específica por la reducción de la sintomatología compatible con un TCA, de estos un 52.6% no necesitaron iniciar un tratamiento y 46.4% pidieron ayuda y acceso a un tratamiento especializado. Aun así 52,6% adolescentes con rasgos compatibles con un TCA no pudieron acceder a la prevención secundaria por negativa de la familia, de la adolescente o imposibilidad de contacto. En cuanto a los hábitos saludables, casi el 50% del y las adolescentes participantes no tenían hábitos alimentarios saludables con respecto al desayuno ya que el 47,7% del alumnado participante no desayuna ningún tipo de sólido antes de salir de caso y un 43,8% del alumnado participante no desmorona ningún tipo de líquido al salir de casa. Aun así, los alumnos que desayunan en casa escogen mayoritariamente tostadas, bocadillos, cereales, galletas, por delante de la bollería industriales y los snacks.
En cuanto a la prevención secundaria, el 100% de los adolescentes que realizaron la fase de restos, después de participar en la prevención secundaria, obtuvieron puntuaciones inferiores a las anteriores. El 93.3% de los adolescentes que participaron en la prevención secundaria mostraron conciencia de malestar emocional.
Los resultados obtenidos ponen de manifiesto la necesidad de identificar e intervenir precozmente en los adolescentes con riesgo de desarrollar trastornos alimentarios. Es crucial proporcionar recursos y apoyo adecuados a los adolescentes que se encuentran en una etapa especialmente vulnerable.